Prisionero de la Nostalgia
Lo que no se siente hasta el punto en que se derrama incontrolablemente, no se siente en verdad
Lo que no se siente hasta el punto en que se derrama incontrolablemente, no se siente en verdad
Desafiemos los algoritmos que moldean nuestra intimidad y busquemos en el acto sexual físico un significado personal y humano, alejándonos de los peligros de un mundo digitalizado que nos desconecta de nosotros mismos
El sabor de la guerra es amargo, se compara al peor ron de los obreros: fuerte, dulzón abrebocas, sabor victorioso; amargor, trago de mercurio una vez reposado.
Esa universalidad, esa sensación de cohesión es parte de nuestra experiencia única, algo que los gringos jamás podrán extinguir: un fuego fatuo inmarcesible. Latinoamérica estará plagada de problemas, injusticias y miseria; pero nuestra herencia compartida lingüística es una montaña inamovible.